LAMPARA INCANDESCENTE (ACTIVIDAD)

 INTRODUCCIÓN

Una lámpara de incandescencia (conocida también como bombilla eléctrica, bulbo, ampolleta — en Chile —, bombillo — en Venezuela — o foco — en Argentina —) es una fuente que produce luz artificial. En la lámpara incandescente, un conductor eléctrico, en concreto de tungsteno, se calienta mediante una corriente eléctrica hasta ponerlo al rojo blanco. El filamento está encerrado en un bulbo de vidrio al vacío o con un gas inerte que protege al filamento de la oxidación. La corriente es proporcionada a los filamentos por terminales o alambres encerrados en el cristal.

Es muy usada en la actualidad para la iluminación de espacios habitables. Sin embargo, dado que es muy ineficiente (alrededor de 10-22 lm/W en comparación con 61-140 lm/W de los LED blancos1​), en varios lugares, incluidas la Unión Europea, Suiza, la República Popular China y Australia, han puesto en marcha la prohibición de la fabricación y venta de lámparas incandescentes de baja eficiencia energética. Esto tiene como objetivo aumentar la eficiencia energética y, por lo tanto, ahorrar energía. 

 

HISTORIA

En 1848 el estadounidense John Wellington inventó una lámpara incandescente que resultó de demasiada corta duración. En 1860, el inglés Joseph Swan reanudó la investigación con un filamento de carbono, emplazado dentro de un recipiente de vidrio, pero el problema siguió siendo el mismo: el vacío creado en la bombilla resultaba insuficiente y el filamento se quemaba en pocos minutos.2​ Esta invención permitió resolver el problema de la división de la luz eléctrica, tal y como era descrita en aquella época, y que consistía en la imposibilidad de tener encendidos a la vez varios puntos de luz en un único circuito.3

Joseph Wilson Swan recibió la patente británica para su dispositivo en 1879, alrededor de un año antes que Thomas Alva Edison. Swan comunicó el éxito a la Sociedad Química de Newcastle (Newcastle Chemical Society), y en una conferencia en febrero de 1879, mostró una lámpara funcionando. Al comienzo de ese año empezó a instalar bombillas en hogares y señales en Inglaterra. En 1881 creó su propia compañía, The Swan Electric Light Company, y empezó la producción comercial. Thomas Alva Edison fue el primero en patentar una bombilla incandescente de filamento de carbono, viable fuera de los laboratorios, es decir, comercialmente viable.45​ La patentó el 27 de enero de 1880 (n.º 285.898).

Anteriormente, otros inventores habían desarrollado modelos que funcionaban en laboratorio, incluyendo a Henry Woodward, Mathew Evans, James Bowman Lindsay, William Sawyer y Warren de la Rue.

El alemán Heinrich Göbel había registrado su propia lámpara incandescente en 1855, y el 11 de julio de 1874 se le concedió al ingeniero ruso Aleksandr Lodygin la patente n.º 1619 para una lámpara incandescente. El inventor ruso utilizó un filamento de carbono. Posteriormente, las mejoras de Edison permitieron que la lámpara incandescente tuviera una duración más larga.

La bombilla es uno de los inventos más utilizados por el ser humano desde su creación hasta la fecha. Según una lista de la revista Life, es la segunda invención más útil del siglo XIX.[cita requerida] La comercialización de la bombilla por parte de la compañía de Edison estuvo plagada de disputas por las patentes con sus competidores.6

En 2009, una Directiva de la Unión Europea estableció un plazo para que en los Estados miembros dejaran de fabricar y comercializar lámparas incandescentes. El 1 de septiembre de 2009 se prohibió la fabricación y distribución de lámparas de potencia igual o superior a 100 W y el 1 de septiembre de 2010 las bombillas de 75 W. Un año después, el 1 de septiembre de 2011, las bombillas de 60 W y, por último, el 1 de septiembre de 2010 se retiraron las bombillas de 40 y 25 W.7​ Las bombillas incandescentes están siendo sustituidas por opciones más eficientes, como las bombillas fluorescentes compactas y las basadas en tecnología led.

En el parque de bomberos de Livermore (California) hay una bombilla incandescente que lleva encendida desde el año 1901,8​ lo que supone que en 2014 su vida útil ha llegado a las 989.880 horas.

 

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